domingo, 10 de febrero de 2013

HISTORIA DE VIENA

Sus orígenes

Al principio, es un asentamiento paleolítico.
Cinco siglos a.C, se convirerte en un poblado celta.
En el siglo I a.C. los romanos la incluyen en su imperio, con el nombre de Vindobona ("ciudad blanca"). Estos construyen una fortaleza, la Panonia. El emperador Vespasiano la elige como sede de la Legión XIII.
En el año 180, muere aquí el emperador Marco Aurelio.
En el año 213, se convierte en municipio.
Es escenario de continuas luchas con los pueblos germánicos, debido a que el Danubio era el límite natural hacia el norte del imperio.
En el siglo V, llega la paz, al caer en poder de los avaros.
A finales del siglo VIII, la Panonia fue conquistada por Carlomagno, quien la agrega a su imperio, llamándola "Marca del Este". Este hecho es considerado el nacimiento de Austria.
Aunque, hasta el año 996, no se empieza a denominarla así.

La dinastía Babenberg

Su situación estratégica en la ruta del Danubio, atrae la atención de la poderosa familia de los Babenberg, que logran que se les conceda el Ducado de la Marca. El primer duque, Leopoldo I el Ilustre, consigue que Viena no dependa de los húngaros.
Árbol genealógico de los Babenberg
Viena juega un papel importante en las guerras de las Cruzadas.
En el 881, aparece por vez primera el nombre de Viena.
En 1156, Federico I Barbarroja trasforma el Ducado en hereditario.
El duque Enrique II Jasomirgott traslada la capital de Pochlarn a Viena, lo que inicia una época de fuerte crecimiento económico y se convierte en el centro de comercio de la sal, cobre y plata entre Italia y Oriente.
En 1237, Viena es declarada ciudad imperial.
En 1246, Federico II el Belicoso recibe Austria como reino hereditario. Al morir sin descendencia, la familia Babenberg se extingue.

La Casa de Austria: los Habsburgo

Ottokar II, rey de Bohemia, y Rodolfo I de Habsburgo se disputan el trono de Austria, ganando el segundo.
De 1278 a 1918, comienza la dinastía más larga y con más poder de toda la historia de Europa.
Durante dos siglos Austria es el baluarte de la cristiandad contra el imperio otomano.
En 1529 y 1863, es asediada por los turcos.
Para conmemorar la victoria, con los cañones que abandonaron los turcos, se funde el Pummerín, la famosísima campana de la Catedral de Viena.
Las luchas contra los turcos debilitan el poder de Austria, comenzando una decadencia que sigue con las Guerras de Religión y la Guerra de los Treinta años.
En tiempos de los emperadores Leopoldo I y Carlos VI, Viena vive un gran auge que la embellece: el barroco y la música la conquistan.
Con la muerte de Carlos VI, tuvo lugar la Guerra de Sucesión.

María Teresa y José II

Tras esta, su hija, la emperatriz María Teresa de Austria, casada con Francisco de Lorena, gobierna durante cuarenta años, en los que:
Demuestra valentía y capacidad política para reorganizar su imperio e introducir importantes reformas.
Simplifica el gobierno central y reduce el poder de sus estados.
Introduce el catastro y, gracias a ello, sube fuertemente la recaudación.
Impone el reclutamiento forzoso y organiza el ejército.
Persigue a judíos y protestantes.
José II, representante del despotismo ilustrado, sucede a su madre.
Abolió la servidumbre de los campesinos, quienes inician un levantamiento.
Prohibe la emigración de los protestantes, hasta ese momento perseguidos.
Promueve la igualdad social y el matrimonio civil.
Suaviza la severidad de las penas.
Impone el alemán como idioma oficial.
Aniquila el poder papal, instaura la libertad de cultos y suprime numerosas órdenes religiosas.
En 1773, expulsa a los Jesuitas para evitar el avance del luteranismo.
Su gobierno de diez años acaba en un descontento general: los Países Bajos se independizan, los húngaros amenazan con sublevarse y se eliminan gran parte de sus reformas.

El Imperio de Austria 1806-1867

En 1805,  los franceses derrotan a las tropas del emperador Francisco II y le hacen renunciar al trono. Esto da lugar al nacimiento del Imperio de Austria.
En 1809, las tropas napoleónicas ocupan Viena.
En 1813, Napoleón es derrotado.
En 1815, los vencedores convocan el  Congreso de Viena. Austria desempeña un papel fundamental en la restauración del orden prenapoleónico y consigue mantener un gran poder en Europa.
En la Revolución de 1848, Viena es una de las ciudades más implicadas.
Terminada la revolución por las tropas del Imperio, nombran a Francisco José I nuevo emperador, quien se casa con la emperatriz Sisi.
Hasta el 1916, dura su imperio, marcado por el mantenimiento de los valores imperiales.

 

El imperio Austro Húngaro

En 1867, nace. Austria y Hungría pactan su igualdad en el "Compromiso de 1867". Viena se convierte en la capital de este nuevo Imperio.
Tras el Compromiso, Viena sigue siendo el centro cultural de Europa y capital política.
En 1873, Viena es la sede de la Exposición Universal y para conmemorarlo se construye el Teatro de la Ópera.

Viena, capital de la República de Austria

Después de la Gran Guerra, Austria se encuentra arruinada y sus territorios se dividen.
En 1919, nace la República de Austria (con el territorio actual) y Viena se convierte en su capital.
Incorporada al III Reich, en la II Guerra Mundial, es semidestruida por bombardeos.
Más tarde, se dividide en cuatro sectores gobernados por cada una de las potencias vencedoras.
En 1955, estas se retiran. Austria alcanza su independencia definitiva y declara su posición neutral.
Esto ha favorecido que Viena se convierta en sede de numerosas conferencias internacionales y organismos de la ONU.

Páginas interesantes para consultar:
La reforma sanitaria de Mª Teresa de Austria

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